Topos
Se asomó sola a la escotilla para ver amanecer. La esfera
solar comenzaba a emerger sobre una niebla gris que se extendía hasta el horizonte
y su luz encendía el cielo sobre una tierra yerma salpicada de pequeñas
construcciones cilíndricas. “Su tiempo ha terminado, ciudadana” dijo la voz del
guarda. Tomó la salida lateral mientas otra persona entraba en la
cámara.
Dentro del grupo, en el descensor desde el observatorio de
superficie, inspiró lentamente de la mascarilla y pensó en aquellas viejas
historias que hablaban de plantas, animales, agua y aire en libertad. De cómo
todo había comenzado a cambiar y nadie había podido pararlo.
Click
Se asomó sola a la escotilla para ver amanecer pues tras dos
días de misión el aire matutino se agradecía. A medida que la penumbra
desapareció, la fila de gente se hizo cada vez más interminable a lo largo de la
carretera: unos cargados con niños, otros portando fardos y algunos llevando a
cuestas sólo su miseria.
Entre dos grupos separados, una niña avanzaba con la
mirada perdida. Descendió del blindado y, cogiendo una galleta de su ración del
bolsillo, se interpuso ante ella ofreciéndosela. La masticó inexpresivamente
mientras la cabo acariciaba su pelo sucio. “Que estará haciendo en casa mi
pequeña …¿Click?”
Fue su último pensamiento
Fin
Se asomó sola a la escotilla para ver amanecer y contempló como
desde el poniente aparecían una serie de estelas en la atmósfera. Instantes
después, más comenzaron a dibujarse desde el lado opuesto entrecruzándose como
trazos de tiza. Algunas convergían provocando pequeñas llamaradas y otras
continuaban su trayectoria.
Desde el control no sabían aportar ninguna
información fidedigna. Mientras el jefe de misión hablaba de ahorrar recursos en
tono de despedida, surgieron explosiones multicolores salpicadas como un
sarpullido sobre la superficie. La estática se adueñó de las transmisiones,
algunos instrumentos fallaron y ella, asistió al fin de la civilización entre
lágrimas ingrávidas.
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