/* Esto es la redirección */ /* Finde de la redirección */ eScritos iRregulares: mayo 2011

viernes, 13 de mayo de 2011

The fool on the hill

¿Cuantas colinas?
¿Cuantos locos?
Cuantas veces....



Travelling

Sentado en un portal apura la ultima calada a un cigarrillo sin filtro y catapulta la chicharra con el dedo índice hacia la calzada. Dando piruetas por el aire, la colilla aterriza en el asfalto desprendiendo minúsculas teas que se consumen esparciendo su naranja vivaz sobre el mustio negro del asfalto. La rueda del 57 (Junquera-Casablanca) la aplasta inmisericorde antes de frenar en la parada. Abre sus puertas y los pasajeros comienzan a barajarse para entrar. Nadie baja. De entre ellos, emerge una joven empujando un cochecito con un niño embozado en una escafandra de lana. Camina deprisa por la acera y la coleta le oscila de derecha a izquierda al ritmo de su paso: llega a tarde a la guardería. Las ruedas comienzan a dejar un serpenteante doble rastro húmedo tras pasar frente a la puerta del supermercado donde un repartidor esperó la llegada de la encargada más de lo deseable con sus cajas de congelados en la carretilla. Las cajeras entrecruzarían miradas subversivas mientras ella abría con las legañas colgadas de sus ojos carmesí. Un hombre sucio se afana en fabricarse algo parecido a una carretilla con una caja de cartón, el chasis de un carro de la compra y unas cuerdas. Desperdigados por el suelo, sus tesoros inútiles que ha recogido de la basura por la noche. La C15 de Eugenio arranca con las puertas de atrás agarradas con una goma. Tuneada del desguace tose como un enfermo de tuberculosis. Desde que quiere ahorrar, ya no desayuna en la cafetería, pero ahora baja a comprar bollería para su reina. A su paso, oscilan los flecos con números de teléfono que cuelgan de carteles pegados en las farolas y escaparates de zombies bajos comerciales. A través de la mierda de sus cristales asoman los despojos de lo que allí hubo. Junto a alguno, una limpiadora vuelca su cubo sobre la acera. El agua de olor a lavanda se extiende y rápidamente se consume atosigada por el polvo. Cuando esto ocurra, ella ya habrá entrado en un portal inmaculado a cambiarse para partir con paso presto en busca de otras escaleras que inmacular. Es entonces cuando las ventanas de los últimos pisos parecen entornarse como ojos que se guiñan ante la claridad de la mañana que amanece antes de que los despertadores canten. La ciudad revive. La ciudad se reinicia.

Mi ciudad, despierta.

martes, 10 de mayo de 2011

Todas las palabras.

Todas las palabras ya estan dichas.
Y todos los colores se han usado
al menos, una vez.

¿De donde nace entonces?
No lo hace. Está
antes de mí y también,
después de tí,

pues sólo somos carne.

Gozamos creyendo que por nuestra capacidad de organizar letras o dirigir el trazo,
somos especiales,
únicos,
necesarios.

Mas no.

Llegado el momento quizá
- sólo quizá -
nos perdure lo escrito,
o nos trascienda lo dibujado,
pero nos, nada seremos,

pues sólo somos carne.

Carne que rebusca en los recodos de su química,
carne que se roza eléctricamente hemisférica,
intentando que la chispa de la creación se regenere,

pero carne al fin y al cabo.

Carne solamente.

Carne que no persiste.

Carne...

que sólo siente.