/* Esto es la redirección */ /* Finde de la redirección */ eScritos iRregulares: mayo 2010

miércoles, 26 de mayo de 2010

Círculos

Una piedra a un estanque.

Desde donde cae, forma circulos concéntricos que se extienden, prietos los primeros, suaves y separados los últimos, hasta desaparecer en una última onda inapreciable. Como la vida.

Somos una de esas sucesiones de circulos. Los primeros tan comunes y rápidos que no percibimos su existencia. Pero cuando comienzan a extenderse con identidad propia, a veces, podemos identificarlos y entender que ya hemos estado allí en un deja vú vital. Yo hoy he cerrado uno de esos círculos.

Recuerdo que ya hace mucho empleaba los últimos instantes de la clase previa al recreo en ponerme las rodilleras para salir a jugar de portero. Por encima de las perneras de los pantalones de tergal en los estertores del invierno y sobre marcada piel de las rodillas en la primavera. El tosco suelo de cemento era mal compañero en aquellos partidos de veinte minutos. Dos porterías si llegabamos a tiempo para el campo bueno o la parte de atrás de una de ellas y la separación entre un arbol y un banco si aquel estaba ocupado. Mañanas de gloria en las que el suelo te recibía en un abrazo de lija.

Todavía el arbol y el banco perduran, pero, aunque las porterías ya no están y el suelo está pintado de verde garaje y rojo tejado, hoy me las he imaginado intecambiando "chuts" con mi hijo. Y para él también estaban sin que yo le hubiese contado nada de lo que yo hace tanto hacía en aquel ya inexistente campito. Cojiendo carrerilla desde quince metros para soltar uno de esos infantiles disparos en los que todo es mecha.

Hoy he sentido como he recorrido una de esas ondas de la vida que se extienden y separan. Y he reconocido su impronta, su relieve. Ahora, al acabar el día, siento como poco a poco se va desdibujando.

Espero que el destino me permita disfrutar de la siguiente. Y que también sea de las plácidas.

Salud.