/* Esto es la redirección */ /* Finde de la redirección */ eScritos iRregulares: abril 2017

miércoles, 19 de abril de 2017

Microrelato: Apagar la llama / Onomástica / Olvidar

Apagar la llama

8 de Diciembre de 1980 decía el matasellos. El cartero le explicó que había aparecido durante la reforma de la sede central y aún tras casi cuarenta años extraviada, el servicio postal decidió hacerla llegar. Ella no vivía en la dirección, pero sí su madre, que había indicado su domicilio actual.
Reconoció la letra del sobre al instante y el pulso se le aceleró recordando sus besos. Pero a través de la bruma encendida escuchó a su marido trajinando en la cocina y a su hija cantando en el baño.
“Lo siento. Es un error. Aquí no vive nadie con este nombre”


Onomástica

“8 de Diciembre de 1980, soltero, asalariado, domicilio, Nif…. de acuerdo, todo parece correcto. Le explico el procedimiento. Ahora tramitaré su solicitud y en un par de semanas nos pondremos en contacto con Ud. para que se persone de nuevo en este Registro aportando la documentación. Se verificará la misma y cuando le indiquemos, deberá acudir de nuevo para recibir el certificado. A partir de ese momento notificaremos el cambio a los diferentes organismos y será efectivo. Por cierto, ¿ha escogido ya un nuevo nombre Sr. Lennon López?”



Olvidar


8 de diciembre de 1980 fue la fecha en que nació. 12 de junio de 1988 hizo la primera comunión. 6 de septiembre de 1999 comenzó la carrera. El 3 de agosto de 2003 se casó y dejó de estudiar. 14 de enero de 2004: nació el primer nieto. 27 de octubre de 2005: el segundo. El 25 de enero de 2006 los enterré. El 19 de marzo de 2007 lo condenaron. Ahora pasea delante de mi, disfrutando el segundo grado y el filo en mi bolsillo me grita que hoy comenzaré a olvidar las fechas.

martes, 11 de abril de 2017

Microrelato: Cuento de Navidad / Despedida

Cuento de Navidad

El traje era auténtico: los pequeños bordados sólo podían ser creación de las manos de los elfos y la panza prominente y la barba tampoco eran de atrezo. A unos metros de distancia yacía volcado un trineo humeante rodeado por un sinfín de paquetes multicolores. Los técnicos de la compañía eléctrica aseguraban que todo indicaba que los cables de alta tensión habían sufrido algún tipo de impacto.

El agente cogió su teléfono y llamó a casa: “ Cariño, tienes que ir ya al centro comercial y comprar algo para dejárselo a los niños bajo el árbol. No te vas a creer lo que ha sucedido”

Despedida

El traje era auténtico, cien por cien seda, de corte clásico. Siempre tuvo buena percha y le quedaba muy bien aunque algo más holgado que la última vez que se lo había visto puesto. Estaba elegante con el pelo cano peinado hacia atrás y parecía tranquilo, incluso cómodo allí tumbado.
Ella apretó fuerte mi mano y comenzó a llorar. Los operarios tras un gesto de mutuo asentimiento, cerraron la tapa y empujaron el féretro hacia el crematorio.

miércoles, 5 de abril de 2017

Microrelato: Tiraremos el resto / La huída

Tiraremos el resto

Subió los diez pisos hasta la azotea y entró con la llave que le había dado el presidente de la comunidad. “Retire los objetos que considere. Tiraremos el resto” y añadió: ”No se muy bien cómo, pero a pesar de su carácter, le autorizamos el huerto”.


¿Jardinero? Podía imaginarlo en muchas situaciones pero no desde luego cultivando nada. Pero allí estaba frente a sus semilleros de bandejas recicladas y macetas cutres de flores mustias.


En un rincón, en un mueble plástico reconocí su caja de herramientas. En el interior un sobre manido tenía una nota dentro: “Un poco tarde para visitarme, ¿no crees?”


La huída

Subió los diez pisos hasta la azotea acariciando su vientre de nueve meses. Estaba segura que en los últimos ocho años había agotado sus siete vidas de gata. Él, llegaría otra vez a las seis de la mañana con el único afán de estamparle sus cinco dedos en la cara y patearla otra vez, mientras ella encogida suplicaba clemencia y perdón por un delito desconocido. Recordaba haber intentado denunciarlo al menos en cuatro ocasiones pero el miedo siempre le podía al intentar marcar los tres números. Por eso huirían los dos: sólo sería un salto.