/* Esto es la redirección */ /* Finde de la redirección */ eScritos iRregulares: febrero 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

Todos tenemos cuartos oscuros.

Todos tenemos cuartos oscuros.

Habitaciones del recuerdo tapiadas con gruesas paredes de ladrillos rojos o cerradas con grises puertas metálicas de cadena y candado. Estancias ciegas al presente. Pozos profundos tapados con gruesa losa. Como las sepulturas. No te sorprendas, si avanzas por el pasillo de tu memoria, encontrarás alguno.

A veces la prontitud impetuosa de un encuentro nos lleva hasta ellos en volandas. En otros casos, la implacable determinacion de lo establecido por otros, nos obliga a girar, vuelta tras vuelta, la llave de la cerradura y a asomarnos a su interior conteniendo el aliento.

Bajo el olor a aire retenido, siempre se aprecia el aroma de las cosas que fueron. A veces es un perfume. Otras un hedor. Los viejos muebles se mantienen intactos con sus brillos inalterables bajo una suave capa de polvo. Sólo ilusión. Simple carcasa encubriendo el quehacer de las carcomas. Las paredes del cuarto siempre se nos semejan lozanas e idénticas, pero cuando nos fijamos, descubrimos las grietas que las surcan, las arrugas esparcidas por el papel, las telas de araña mecidas por el aire que entra por la puerta recien abierta. Bajo las sabanas, las sillas semejan bultos que tomarán vida para acusarnos por el olvido mientras las cómodas nos ofrecen cajones de guias vencidas, imposibles de abrir por el peso de las amarillentas mantelerías de lino. Ahora nos damos cuenta de la soledad del mutuo encierro.

Todos tenemos monstruos. Hojas arrancadas del libro de la vida o retratos girados en el ultimo estante del recuerdo. Pasajes y rostros que no podemos olvidar. Habitaciones del recuerdo tapiadas con gruesas paredes de ladrillos rojos o cerradas con grises puertas metálicas de cadena y candado.