Capaz de perturbarme
con una sola palabra.
Capaz de renacerme
con un solo suspiro.
Compañera, amante,
madre y amiga,
con ella la vida
anudó mi destino.
Hoy sus silencios
condenan mis actos.
Vacíos negros
despiertan demonios
cuando me recrimina
que ya no somos dos,
que pienso impar.
La boca se llena de arena
y el alma se vuelve pan...
La linea del horizonte
se difumina en la niebla
mientras la sirena de mi mente
muge buscando su abrigo.
Pero sólo encuentra,
el rompiente de su ira,
rocas afiladas por la incomprensión de mis actos.
Puntas de desprecio que me asaetan.
Y hecho pedazos, me hundo
rodeado de las burbujas silenciosas
de mis pensamientos.
Bellísimo!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me aleGRo que te guSte Cristina.
ResponderEliminaroTRo paRa tí