Hay lágrimas de aceite de latón
- ovaladas, perfectas -
que se deslizan mostrando
su dorado lustroso
Hay lágrimas de lija
de las que desuellan a su paso y
dejan visto el dolor de la carne
y el blanco del hueso.
Hay lágrimas de raso
suaves,
etéreas,
medidas,
codiciosas.
Y hay lágrimas negras,
oscuras y rumiadas que alcanzan su ser
cuando cumplen venganza
Quítame de todas ellas
y déjame solo
las del sal y el agua,
las transparentes y tempranas,
hijas del dolor,
aquí,
donde se late.
Y quítate a ti de ellas,
que nuncas las sufras.
Para ti no las quiero.
Son las que nunca nadie,
quizá ni yo,
merezco.
** Presentada al XXX Concurso Literario **
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